En una entrada anterior, reproducíamos una nota de Clarín que contaba cómo la madre de un séptimo hijo varón, cuyo padre estaba desaparecido, lo colocó bajo el padrinazgo del entonces presidente (nada menos que Videla) intentando ver si ésto ayudaba a dar con el paradero de su marido.
La iniciativa, desgraciademente, no les trajo ningún beneficio.
Años más tarde, el joven realizó una presentación en la Iglesia Católica para cancelar el lazo no deseado que lo unía con el dictador. La Iglesia argumentaba que el vínculo no era modificable y que en todo caso podia realizar una solicitud de apostasía y quedar fuera de la institución -cosa que el joven no quería.
En estos últimos días, una decisión de Bergoglio autorizó al joven a colocar como padrino a la persona de su elección.
Final feliz.
¿Ahora, no se volverá lobizón?
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