Mi nota al respecto en la revista Ñ:
Las preocupaciones por el fin del mundo parecen interesar
más a la industria cultural y la turística que a grupos religiosos. Que los
hay, pero son pocos y si sus inquietudes trascienden globalmente es más por la
labor de los medios que por la cantidad de seguidores o su persuasión retórica.
Las más exitosas fábulas apocalípticas son las que nos vende Hollywood:
ciudades destruidas por gigantescas marejadas, hordas de zombis hambrientos, el
advenimiento de un nuevo período glacial, etcétera.
Por el contrario, para la mayor parte de las cosmovisiones
religiosas el fin suele ser siempre un (nuevo) comienzo. Más que una
destrucción o un empobrecimiento absoluto del ser y de la forma de estar en el
mundo –la temida desaparición de las comodidades domésticas–, las visiones
apocalípticas religiosas suelen estar acompañadas de la idea del advenimiento
de una nueva etapa, un nuevo estado del ser espiritualmente enriquecido. En
cosmovisiones caracterizadas por ideas cíclicas del tiempo, el fin del mundo es
el comienzo de otro (mejor). Nada termina para siempre sino que se transforma,
al contrario de la visión secularizada occidental, para la cual una vez que la
línea del progreso se quiebra, sólo puede sobrevenir un empobrecimiento de la
vida o su fin....
Sigue en:
Soy Rosario Fernández doctorada en historia.
ResponderEliminarTenemos una información crucial para toda la Argentina el significado de las imágenes religiosas que lloran - que todo argentino debe conocer. El momento es más grave que lo que pudieran imaginar. Lo único que deseamos es que tengan esta arma poderosa que es el conocimiento.
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Gracias